Colombia contiene dentro
de su biodiversidad cientos de diferentes variedades de moscas, la clasificación
de la especie oscila entre los mosquitos, los tábanos y los moscardones. Aunque
nos parezcan insectos poco agraciados estéticamente, cumplen un rol muy importante
en la naturaleza, ya que colaboran con
la descomposición, con la polinización y en la cadena alimenticia de otros
animales.
¿Qué
sucede cuando una mosca se posa en nuestra comida? Bien suceden diversos acontecimientos,
en primer lugar la transmisión de patógenos. Esto último se explica porque las
moscas no solo visitan superficies limpias como nuestra comida, sino que también
disfrutan de la inspección de animales y vegetales, vivos y en descomposición;
no obstante en esos residuos habitan una gran cantidad de patógenos y
parásitos.
Ya
que las moscas no poseen dientes, la manera que conocen de darle una mordida a
nuestro alimento, es mediante la acción de escupir su saliva, rica en enzimas,
para desintegrar lo que “muerden”. El proceso de ingesta de las moscas consta
en que absorban el caldo producido y disuelto. Durante esta acción dejan
patógenos, heces y vómito (salivación) sobre la superficie habitada.
Es
poco probable que una persona sana pueda enfermarse ante el contacto con el
alimento visitado por la mosca, ya que no es factible que la mosca logre estar
el tiempo necesario que se necesita para que los patógenos se presenten en un
alto índice.
Para
no desmerecer la labor ambiental que realiza este insecto, es oportuno
mencionar que según una investigación realizada por la Universidad Nacional de Colombia, vinculada a las propiedades curativas
y antibacterianas de dicho insecto, las larvas de éste que residen en el
trópico, pueden servir para la curación de heridas y para la fabricación de
antibióticos.